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Fiestas

Tradiciones y Costumbres


En Mezquitic se concentra más del 70% de toda la población wixaritari.

Durante mucho tiempo nuestras comunidades vivían aisladas de la cultura occidental, rechazaban cualquier tipo de contacto con cualquiera que no perteneciera a su cultura, lo que a su vez, permitió que nuestras costumbres y tradiciones se mantuvieran intactas.

Para entender estas costumbres, se tiene que entender que nuestra cultura está en conexión con nuestra cosmovisión y nuestro modo de vida.

Las fiestas principales se realizan en relación con tres momentos críticos del ciclo del cultivo del maíz: la preparación del coamil, la siembra y la obtención de los primeros granos. Durante las fiestas en el tukipa (centro ceremonial), se escenifica el drama cósmico-ritual, donde todo lo que sucede en la ceremonia, también sucede en la naturaleza.

 

Este es el calendario de las festividades rituales que se realizan en la sierra de nuestro municipio, donde a continuación, explicaremos algunas:

 

Diagrama que simula un calendario, en donde se plasman las principales festividades que se realizan durante los ciclos agrícolas año con año.

 

JUDEA

La Judea, es una de las celebraciones más emblematicas del municipio, llevabada a cabo en semana santa, en esta festividad se mezclan aspectos de la religión católica y elementos de la cultura wixarika, que le dan un valor y simbolismo único en todo México, por ello, es que es uno de los eventos mas importantes en toda la zona norte del estado.

Desde 1581, la historia cora y wixaritari se conformó por fuertes intentos de sometimiento político religioso por parte de los españoles, sin embargo, la geografia accidentada de la región y el difícil acceso a las comunidades obligó a los conquistadores a realizar numerosos intentos para incursionar la zona con el fin de congregar y convertir a estos pueblos a la religión católica, las cuales fracasaron.

Al llegar a la sierra, después de casi dos siglos, los jesuitas ingresan a las comunidades en 1772, donde permanecerían sólo 45 años. Sus misiones fueron muy cortas y poco conflictivas en comparación con la evangelización de otros pueblos, sin embargo, estas comunidades se apropiaron de elementos del catolicismo y les asignó un significado compatible con los elementos que ya existían, resultando en múltiples ceremonias que se adaptaron para recrear su propia cultura, entre ellas La Judea.

La Judea nace en la sierra del Nayar, que poco a poco fue llegando a Valparaiso, Huejuquilla y posteriormente a Mezquitic, con la diferencia de que la Judea Nayarita hace más énfasis en la muerte, mientras que en Mezquitic y Huejuquilla se hace más énfasis en la resurrección de Cristo, teniendo un significado más religioso.

La Judea comienza el miércoles de ceniza y concluye el domingo de resurrección, pero los días santos son  jueves, viernes y sábado. Se trata del enfrentamiento contra los judíos (o borrados), donde la gente los desafía nada más con un palo para defenderse de los chicotazos, representando un acto sobre la búsqueda de redención a través de la violencia de los chicotazos sobre la piel, que se abre y a veces, también sangra.

Finalmente se cierra con la quema del Judas, que representa el triunfo del bien sobre el mal. Antes se usaba la figura de un diablo, pero hasta hace poco se optó por muñecos de políticos, artistas o personajes populares.

 

 

 WEIYA, SEMANA SANTA WIXÁRIKA

 La semana santa coincide con la época de las festividades para recibir a la lluvia y a los peregrinos que regresan de su peregrinación a Wirikuta, en Real de catorce.

La semana santa wixárika no es una fiesta religiosa cristiana ni una conmemoración a la muerte y resurrección de Cristo, sino la memoria cultural del contacto de la sociedad colonial mestiza y el culto a Tanana Wakwie, las divinidades que se apoderaron del templo cristiano de Tateikie, construido en la época del porfiriato.

Los santos traídos a este templo, son considerados parte del patrimonio de la comunidad y son guardados como parte de su historia.

En la semana santa cristiana se conmemora la muerte y resurrección de cristo como símbolo de la esperanza de otra vida, mientras que en la festividad wixarika se conecta con el temporal de lluvia o t+kari, como la noche a la que seguirá la renovación de la naturaleza y de la vida humana a través del maíz, la materialización de las divinidades como alimento para los humanos.

Weiya se refiere a la cacería en la lengua wixarika, que forma parte de los preparativos para los rituales del ciclo de la naturaleza, pues la cacería del venado coincide con el tiempo de la semana santa.

Todos los santos son celebrados o conmemorados en semana santa, y para la celebración de esta festividad, se sacan del “teyupanie” o son traídos de otros lugares.

Durante esta festividad, se destaca el intercambio de tejuino y comida, procesiones, visitas al templo, descubrimiento y encubrimiento de los santos, consumo de alcohol, tejuino y peyote y el sacrificio de reses, borregos, etc.

Los judíos son personajes centrales durante la celebración de la Semana Santa. Son demonios (o borrados). Su función es mantener el orden, el espacio y la vida pública de las comunidades. Ellos estarán presentes en todas las actividades tanto cristianas como paganas.

Algunas de las restricciones para los habitantes y visitantes que permanecen en la comunidad el jueves y viernes santos son: no dormir, no jugar, no bañarse, no salir del pueblo sin permiso, no viajar, no beber, no hacer ruido y no maltratar a los judíos ni a las autoridades.

Por la mañana del jueves santo, el ritual inicia con el sacrificio de varios borregos y chivos en la iglesia. Posteriormente se bajan los santos y se colocan en el piso de la iglesia forrado con hojas de platanar.

En el transcurso del día, los mayordomos reciben a las personas del pueblo que depositan velas, incienso y ofrendas. Al mismo tiempo que los cubren con mantos multicolores previo a esto se despojan a los santos de sus prendas por los “tatuanis”. Y están desnudos es por eso que los cubren de pies a cabeza. Se cree que el dios ha muerto por eso no se le puede ver y solamente se le reza y se le vela durante dos días esperando su resurrección.

A partir de las 5 de la tarde uno observa la llegada de familias completas al templo. En punto de las 5:30 de la tarde el chamán del pueblo hace una seña de aprobación para que saquen a Aparruqui y al Cristo Nazareno para que sean llevados en procesión, alrededor de los cuatro puntos de la comunidad.

Durante la procesión la comunidad camina en total silencio. Las mujeres llevan velas encendidas que cuidan con gran esmero. Los hombres cargan en su espalda cajones de madera en los que llevan las ropas y ofrendas de los santos.

Durante el viernes santo se repite la misma dinámica que el jueves. Durante toda la noche nadie duerme. Solo se observan pequeños grupos de personas que van de un lugar a otro dejando sus ofrendas al dios y al diablo. Decenas de borregos, chivos y gallos mueren. Y su sangre se utiliza la sangre para bendecir los objetos sagrados  y para agradecer por lo dado. En el cepo “cárcel” es en el único lugar en el que se ofrendan tres animales. Algunos dicen que porque ahí habita el mal y hay que calmarlo. Otros dicen que porque ahí se encuentran los muertos y hay que alimentarlos. Lo cierto es que el cepo es un lugar de gran respeto para la tradición wixárika.

Y finalmente, en el sabado inician con los sacrificios de decenas de reses que desde la noche anterior fueron amarrados en el centro de la comunidad. Todos con los cuernos decorados con listones de colores y flores. El sacrificio se practica únicamente en contextos rituales. La primera sangre que brota de la yugular del animal es el alimento que se ofrenda a las deidades.

Por otra parte, se preparan ofrendas de flechas, jícaras, velas y otros objetos, mismos que son untados con la sangre de los animales sacrificados en el ritual. Después de las fiestas se realizan peregrinaciones para entregar estas ofrendas a los lugares sagrados donde moran los antepasados deificados. En contraparte, los dioses se sacrifican en beneficio de la humanidad, transformándose en aquello que los seres vivos requieren. Ofrecen como su regalo más precioso el “agua bendita” de la lluvia.